24/10/10

La fachada democrática del golpe de Estado en Honduras

► Por Gustavo Moraguez 

¿Qué hechos acontecieron amtes golpe de estado en Honduras? ¿Cuáles fueron los argumentos esgrimidos por la oposición para darle un tinte “democrático” a semejante episodio?
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Según la Real Academia Española, referéndum significa un procedimiento jurídico por el que se somete al voto popular leyes o actos administrativos cuya ratificación por el pueblo se propone. En Honduras, se propuso votar si en las elecciones de noviembre, cabría la posibilidad de crear una asamblea constituyente que reformara la carta magna.
La pregunta destinada a la comunidad hondureña era: ¿Está usted de acuerdo con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para que elabore una nueva Constitución? ¿Sí o No? De ganar el sí a favor de una Constituyente, el decreto le correspondería al Gobierno que se iba a instalar el 27 de enero de 2010. Para esto, Zelaya enviaría en enero de 2009 un decreto para que el Poder Legislativo (el Congreso nacional de la República) lo apruebe, aunque la Carta Magna vigente de Honduras prohíbe el cambio de los llamados artículos pétreos, entre los que se encuentran hacer cambios en la Constitución y permitir la reelección presidencial consecutiva. Zelaya remarcó que lo que buscaba con esta modificación a la Constitución era que haya "leyes más claras y mandatos totalmente congruentes con la realidad que le permitan al país un ordenamiento jurídico, político, social, económico, cultural, en los cuales todos conozcamos cuáles son las reglas del juego.", y también aseguró que iba "a gobernar los cuatro años, ni un día más, ni un día menos, ni un minuto más, ni un minuto menos”.

22/10/10

En Venezuela ganó la democracia

► Por Javier Díaz

En una Latinoamérica cuya democracia pareciera no terminar de afianzarse la participación en las elecciones constituye la mejor herramienta para su consolidación. Lejos de ser vista como tal, la asistencia récord en los comicios recientemente celebrados en Venezuela es un dato ninguneado: sólo interesa analizar quien ganó.
A finales del pasado mes de septiembre Venezuela vivió un nuevo acto eleccionario en el que la ciudadanía debía definir cómo quedaría conformado el nuevo Parlamento. Los guarismos arrojados por el escrutinio determinaron que el Partido Socialista Unido de Venezuela, liderado por el presidente Hugo Chávez, obtuvo 98 de los 165 diputados (casi el 60%). Por su parte, el principal bloque opositor se aseguró 65 lugares. De este modo el oficialismo no alcanzó los 2/3 del Parlamento que necesitaba para mantener la mayoría absoluta.
Quizás no llame demasiado la atención, porque es lo que ocurre en general cuando la gente va a las urnas; pero cabe resaltar cómo casi exclusivamente a este aspecto en particular se redujo el análisis realizado por los diferentes medios acerca de las elecciones. Fue preocupación y motivo de debate por doquier si Chávez ganó, o si lo hizo la oposición; al igual que lo que significa el numero de votos obtenido por uno y otro. Sin embargo el hecho de que se haya realizado un nuevo acto eleccionario en otro país latinoamericano importa otras connotaciones, de las cuales poco y nada se ha dicho.

¿Sucesión forzada en Honduras? No, Golpe de Estado.

► Por Rodrigo Rojas

El empleo de una u otra nomenclatura para describir lo sucedido en el país centroamericano no es casual. Refleja sin dudas una postura ideológica y política frente a la destitución del presidente Manuel Zelaya, perpetrada por las fuerzas armadas hondureñas en las primeras horas del domingo 28 de junio de 2009. Es sabido que los medios de comunicación no son meros transmisores o comunicadores neutrales de la realidad, sino que las noticias por ellos presentadas son construidas y expuestas respondiendo a ciertos criterios previamente establecidos, de acuerdo a intereses a veces no del todo claros. Teniendo en cuenta esta realidad y la capacidad para influir sobre la opinión pública que tienen las cadenas informativas, lo más importante de la deposición de Zelaya de su cargo es tratar de comprender por qué ciertos medios hegemónicos eligieron “disfrazar” el Golpe de Estado bajo la denominación de una “Sucesión Forzada”. Este concepto utilizado por la CNN deja muy en claro que, en consideración de dicha empresa de comunicación, era evidentemente necesario relevar de sus funciones al máximo mandatario hondureño y colocar en su lugar a otra persona, aún cuando el modo de realizarlo estuviese atravesado por el empleo de las armas.
¿Podríamos llegar a pensar que la utilización de los términos “Sucesión forzada” por parte de la CNN fue un simple desacierto semántico, una mala selección de las palabras más pertinentes para expresar un acontecimiento? Supongamos que, en una actitud bastante ingenua, podríamos responder afirmativamente y pensar “Bueno… quizás por los ritmos que se manejan en televisión y la necesidad de tener una primicia, no tuvieron tiempo de considerar cuáles serían las palabras más adecuadas para describir la situación en Honduras”. Pero, dejando de lado la ingenuidad, debemos aceptar que se trató de una maniobra política, orientada a legitimar el golpe de estado mediante el empleo de palabras más “suaves”, concediéndole cierta legalidad e incluso justificación al derrocamiento de un presidente constitucional.

Las palancas multimediáticas en Venezuela

► Por Luciano Albrecht

"Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no se quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra. Y el combatir ese monopolio es fundamental” Emir Sader
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Latinoamérica vive uno de los procesos emancipatorios más agudos de los últimos cinco siglos. Comenzando el siglo XXI, las ideas revolucionarias de Simón Bolivar, Tupac Amaru y José Martí han vuelto a flamear en las banderas de un pensamiento independiente, de categorías latinoamericanas, basados en la solidaridad y unión entre los países oprimidos del Cono Sur. Pero el poder hegemónico beneficiario de estos lazos de dominación, se resiste a cruzarse de brazos. En esta ocasión va a emprender una batalla mucho más barata y eficaz que la guerra de tropas: se trata del bombardeo mass-mediático. La cuestión del control de los medios de comunicación es estratégica y casi decisiva en esta confrontación. “Frente a las debilidades políticas e ideológicas de la derecha, los grandes monopolios privados de los medios de comunicación asumen la función de dirigentes de la derecha latinoamericana”[1], negándose a perder la libertad de mentir y manipular.